Estudios o informes geotécnicos que se realizan para ser incorporados a los proyectos, especialmente en la construcción civil en períodos de excesiva rigidez de contenido. Estos estudios serán plenamente satisfactorios siempre que los técnicos responsables puedan adaptarlos a las características específicas del proyecto y a las posibles modificaciones.
No cabe duda de que la entrada en vigor en 2007 del documento básico SE-Cimientos del Código Técnico de la Edificación supuso un importante paso adelante. La situación anterior era fuente de incertidumbre y generaba muchos problemas para los edificios desarrollados con informes geotécnicos insuficientes o inexistentes.
Las normas establecidas por el CTE deben entenderse como un mínimo sujeto al análisis del profesional que, en su caso, debe adaptarlas de forma justificada a las circunstancias particulares del proyecto y, en particular, del lugar afectado por la acción correspondiente. Esta adaptación ya está prevista en la propia ley.
Desde el principio, debe haber una comunicación fluida entre los técnicos involucrados en el proyecto. Para este artículo, debe haber una comunicación multidireccional entre el equipo de arquitectos, estructuralistas y geólogos o ingenieros geotécnicos involucrados en el proyecto. La figura del arquitecto o jefe de proyecto que coordina todo el proyecto es vital para la correcta integración de todos los actores implicados, asegurando una adecuada retroalimentación entre ellos.
Una gran parte del coste de un estudio geotécnico corresponde a la campaña de reconocimiento de campo y de laboratorio. Por lo tanto, es necesario que el ingeniero geólogo geotécnico pueda elevar la campaña con el conocimiento del proyecto (memoria, planos de planta, especialmente cimentaciones y alzados, etc.) en el momento del desarrollo que es en ese momento. La falta de conocimiento de estos datos puede llevar fácilmente al reconocimiento, por pequeño que sea, de que el reconocimiento es en última instancia insuficiente, imprudente en términos de puntos de prueba o no muy exhaustivo, lo que requeriría un estudio adicional que probablemente sea inesperado e indeseado y difícil de supervisar en el desarrollo del proyecto.
La relación contractual entre el proponente del proyecto (normalmente representado por el arquitecto principal) y la empresa de ingeniería geotécnica debe basarse en la confianza. Esto significa que el geólogo geotécnico debe ser capaz de proponer desde el principio la mejor campaña de reconocimiento para el proyecto concreto, pero al mismo tiempo debe conocer y hacer comprender al arquitecto que, mediante el seguimiento directo del progreso de los trabajos de reconocimiento, será capaz de optimizarlo técnica y económicamente. No sólo el tipo de material descubierto recomendará estas modificaciones, probablemente el propio diseño que se está desarrollando, sino que el estudio geotécnico presenta algunos cambios con implicaciones estructurales que requieren modificar o añadir nuevos puntos o profundidades de reconocimiento. Los contratos o presupuestos de estudios geotécnicos deben ser considerados como indicativos, ya que permiten adaptar el trabajo a la evolución de los resultados y del propio proyecto. Lo que un ilustre geólogo llamó “la solución a medida”. Así, el resultado final será un estudio que localice todos los problemas geotécnicos del emplazamiento y del proyecto específico y proporcione las mejores soluciones técnicas y económicas. Es esta flexibilidad la que debe ser presentada y aceptada por los profesionales de los diferentes equipos involucrados en el éxito del proyecto. Y es la flexibilidad y profesionalidad que el equipo de geólogos e ingenieros de Azierta ha ofrecido a lo largo de sus 40 años de historia y que sigue ofreciendo gracias a la confianza ganada de nuestros clientes y a la reputación del sector.