La historia de la cerveza

La historia de la cerveza
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La cerveza es una bebida alcohólica fermentada a partir de granos. Hoy en día, casi siempre malta de cebada, aunque a lo largo de la historia, cualquier grano ha sido utilizado como ingrediente: centeno, avena, espelta, mijo, sorgo….

EL DESCUBRIMIENTO DE LA CERVEZA

Hay referencias al hecho de que la cerveza ya se produce en la lejana Mesopotamia. Las recetas de la cervecería se encontraban incluso en caracteres cuneiformes. Los egipcios amaban tanto esta bebida que rápidamente aprendieron a hacer este “vino de cebada” y lo convirtieron en su bebida nacional. Como era una bebida tan popular, se hacía en fábricas reales.

El proceso de fabricación consistía en romper la cebada (malteada o no), mezclarla con agua y hervirla ligeramente. Esta comida fermentó durante unos días y fue transferida a cestas que permitían que el líquido recogido en una botella goteara. Solían añadir miel y algunas plantas aromáticas.

cerveza

Hay algunos escritos griegos sobre la cerveza egipcia, como Esquilo y Sófocles, pero ni a los griegos ni a los romanos les gustaba esta bebida.

Hay varias interpretaciones de lo lejos que ha llegado la cerveza a Bélgica. Se dice que los romanos introdujeron la cerveza en la Península Ibérica y desde allí pasaron por la Galia, pero Julio César, en su conquista de Bélgica, dice que estos guerreros, casi invencibles, ya estaban bebiendo su cerveza. Otros dicen que fueron los celtas, y más tarde los alemanes, quienes introdujeron la cerveza en el norte de Europa. Creo que ese era el verdadero camino a seguir, por varias razones:

a) Los países productores de cerveza han sido siempre las Islas Británicas, Bélgica, Alemania e incluso Escandinavia;

b) La división entre la Europa de la cerveza y de la vid coincide más o menos con la frontera lingüística entre el latín y el alemán/celt, aunque no hay que olvidar la larga historia y las influencias mutuas que tuvieron lugar a través de la guerra y el comercio.

A diferencia de los egipcios, que producían cerveza en las cervecerías reales, los celtas, los alemanes y los galos hacían de la cerveza una actividad doméstica y artesanal.

La popularidad de la “cerveza” o “ciervo” entre los galos se debió en parte a la falta de agua potable. La cerveza, en fase de cocción, estaba libre de bacterias, por lo que formaba parte de la dieta diaria como “pan líquido”. El trigo se utilizaba más en su preparación que la cebada, y la hierba que se añadía con más frecuencia era el comino, aunque también se añadía con frecuencia la miel.

Los galos inventaron las cubas y los barriles, ambos de madera; los primeros se utilizaban para la fermentación y la maduración, y los segundos para la conservación y el transporte de la cerveza.

Hasta el siglo IX, la cervecería no cambió mucho; era una tradición artesanal y las recetas se transmitían oralmente de generación en generación. La producción se destinaba al consumo familiar y el resto se vendía a los vecinos.

Desde los años 70, y especialmente desde los 90 hasta hoy, han adoptado un enfoque diferente de la cerveza, donde la diversidad y la calidad reaparecen en todo su esplendor. Los americanos se acercan a las culturas cerveceras más tradicionales de Europa, recreando los estilos que les fascinan, y así nace una nueva forma de hacer cerveza que genera el movimiento para hacer cerveza en casa. Nuevas tendencias que recuperan las cervezas más tradicionales y perdidas con el paso del tiempo.

El espíritu belga del trigo, o la amarga y aromática India Pale Ale (IPA) que desapareció en Inglaterra, se puede apreciar de nuevo. A partir de entonces, la cultura de la cerveza se vuelve más intensa que nunca.

En la actualidad, es muy común regalar cerveza o salir a tomar una cerveza con los compañeros de trabajo al finalizar la jornada, con amigos o con familiares en cualquier comida o cena.